Ivo Cutzarida: “Si hay que morir con la bandera en la mano, muero con la bandera en la mano”

¿Cómo estás hoy Ivo?

La verdad que contento de haber elegido este lugar, es muy lindo. Y contento porque me reencuentro con la gente de la provincia, de la Patagonia, que es muy distinta de la de Buenos Aires.

¿Son más tranquilos?

Sí, todos los provincianos están más tranquilos. Te das cuenta cuando salís de toda esa locura que es Buenos Aires, y esa hipocresía que existe ahí. Es otro país, en realidad la Argentina es esto, la CABA son 200 km cuadrados.

¿Qué tal fue elegir un destino no tan concurrido como Mar del Plata o Carlos Paz?

Yo creo que fue una pegada. Yo necesitaba estar tranquilo, vengo de mucho cascoteo, de dos años muy intensos. La propuesta teatral que trajimos también creo que fue acertada porque es una comedia para divertirse. No tiene ningún planteo serio, es para entretener, para que la gente se ría. Los argentinos están necesitando reírse un poco, teniendo en cuenta los años densos que tuvimos.

Te veo en la playa promocionando tu obra a más no poder.

Mira, los actores están quejándose en todo el país que la gente no va al teatro. Pero bueno, la situación está difícil y laburan una hora y media por día. Yo le estoy metiendo doce horas por día de trabajo muy desgastador, pero tengo el teatro lleno. Esa es la diferencia.

Hablabas del país. Te tocó un año difícil el pasado siendo candidato a Jefe de Gobierno porteño.

Me toco un año difícil porque yo salí a cuestionar ese relato de que la inseguridad era una sensación. Algunos se lo tomaron mal, me empezaron a tergiversar el mensaje, yo salí a debatir contra todos solo. Pero estoy contento porque me probé a mí mismo que soy un valiente, y que cuando las papas pelan no me achico. Defendí los principios que para mí son los que forman la base ideosincrasia de los argentinos, que es un pueblo cristiano y criollo. Todo lo que salí a predicar está basado en los evangelios, en la vida del carpintero o en el Martin Fierro. Y viste como me salieron a menospreciar las ratas de alcantarillas de Buenos Aires.

Me la banqué a todas, yo no termine como un perro salchicha en la casa de gobierno pidiendo disculpa como otros. Soy un tipo que no traiciona su conciencia, si hay que morir con la bandera en la mano, muero con la bandera en la mano.

¿No te arrepentís de meterte en la política a veces?

No, yo soy un quijote, un piantao que esta para esos momentos. Soy un soldado de desembarco, soy el tipo que va y cruza el alambre de púas primero. Obviamente que te cortas todo, pero detrás mío vinieron todos los candidatos y repitieron las premisas que yo salí a pedir.

¿Seguís en contacto con los Rodríguez Saá?

Estoy en el equipo técnico del Adolfo en el sanado. El año pasado lamentablemente fue un año muy político, y la mayoría de las comisiones que se juntaban se levantaban por falta de quórum. Mucho no puede aprender ni escuchar por la rosca política tan intensa.

Espero este año ir sumando experiencia. Adolfo Rodríguez Saá me parece un hombre de mucha sabiduría, que ha sabido sacar a la gente de la pobreza en su provincia, que ha utilizado siempre métodos muy sencillos, y que ha hecho las cosas bien, algo que es raro en un político.

Justo esta semana se cumplió un mes de gobierno de Macri ¿Cómo lo venís viendo?

Creo que por un año hay que darle changüí y apoyar. Este es un carro que se cayó, vos podes quedarte arriba esperando a que te saquen, o bajarte y empezar a putear todo lo que hizo mal. O podes ponerte detrás del carro y empujar, y eso es lo que estoy haciendo con mi ejemplo, laburando doce horas al día. Es corta la bocha viste, todo lo otro es chamuyo.

¿Te gustaría hacer televisión este año?

Me gustaría contar una buena historia en televisión, en cine, seguir con el teatro. Y también seguir aprendiendo cómo funciona el trabajo legislativo.

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Cuatro Colas y un funeral se presentan todos los días a las 23:00hs en el Casino del Río, Las Grutas. El elenco está encabezado por Ivo Cutzarida, Sofía Clerici, Verónica Perdomo, Charly G, Fernando Parada Villar, Celeste Sablich y Cynthia Gramajo.