Economía
Historia / Debate
Estuvo entre los 10 alumnos que ingresaron pero, por falta de recursos, dejó Medicina
Por: Eduardo Carrizo
Erick, de camisa y corbata junto a una de sus profesoras dela Escuela Secundaria
A esta historia se la podría
resumir en tres escenas. 1) Cuando era niño, junto a sus padres, Erick Leonel
Ovejero, fue al Hospital Zonal de Las Termas para ser atendido. Mientras se
encontraba en este centro sanitario, observó la cantidad de personas,
necesidades y problemáticas que había, y comenzó a soñar con ser médico para
ayudar a la gente.
2) Al terminar la secundaria en la
Escuela Técnica Nº 7, se enteró que este año se abría la carrera de Medicina en
Santiago del Estero y comenzó a preparase. Luego de rendir el examen de ingreso,
se convirtió en uno de los 10 estudiantes, entre más de 400, que aprobó y
comenzó a cursar.
3) Desde un principio, sus padres invirtieron
más de $6.000 por mes, para costear sus gastos de transporte, alojamiento, canasta
básica, libros y apuntes. A mediados de abril, Erick necesitaba una heladera
para conservar la comida, entonces dijo “no puedo pedir más, no quiero ser una
carga, vuelvo a trabajar y ayudar a mí familia”.
Un joven, por no tener plata, no pudo seguir,
y cumplir su sueño.
En diálogo con Voces, Erick,
contó la historia con más detalles: “Cuando terminé la secundaria, no tuve
vacaciones, porque comencé a preparame para rendir el examen de ingreso. Al
principio, viajaba todos los días a Santiago ($140 ida y vuelta) a prepararme
con un profesor de Física que me cobraba $3000 por mes. Con el tiempo, el
profesor me dijo que me convenía quedarme allá, y me alquiló una habitación a
$1800, aparte pagaba el gas y la luz. Como no podía pagar otros profesores,
para las otras materias me preparé solo”.
“El 23 de marzo –siguió- rendí el
ingreso y aprobé. Cuando me enteré que era uno de los pocos que había aprobado,
sentí que el sacrificio había valido la pena, lo sentí como un triunfo. Como
del alquiler en el que estaba tenía que tomarme dos colectivos para llegar a la universidad, le pedí a mi papá que me cambiara a un departamento que estuviera más
cerca de la facultad. Y me pasé a uno que me costaba $3000, en comida
gastaba $2000, y empecé a gastar en fotocopias y libros más de $3000”.
“Yo vivía en un mono ambiente,
tenía una cocinita, pero no tenía heladera. Entonces, tenía que hacerme la comida
para el día nada más. Ahí me di cuenta que le tenía que pedir otro gasto a mi
papá. Así que tomé la decisión de dejar la carrera, porque no quería ser otra
carga para mi familia” concluyó.
Erick vive en Villa Balnearia, un
barrio popular de Las Termas. Los miembros de su familia que viven en esta casa
son sus padres, 3 hermanos, y 1 nieto. Su tutor, Ricardo Ovejero, es propietario
de una radio de la zona, sus ingresos, son los únicos recursos del hogar.
“Me quebré en abril cuando se
cambió de departamento y tuve que comenzar a pagar los libros” –contó Ricky-. “Las
cosas en mi casa aumentaron el doble –gas, luz, agua- y yo sigo ganando lo
mismo. Al principio, dentro de las limitaciones que tenía Erick, nos podíamos
pilotear, pero llegó un momento que ya no podíamos más, que esto iba a colapsar.
Algunos tienen plata, pero no se esfuerzan, no se sacrifican, o no tienen
capacidad; otros tienen capacidad y le ponen esfuerzo, pero no tienen plata”
concluyó.
“Antes de tomar la decisión ya estaba triste,
desanimado” reveló este joven guitarrista de una Iglesia Evangélica local. “Fui
a hablar con las autoridades de la carrera, que me ofrecieron una beca porque
me iba bien, pero hice cálculos, e igual no me iba a alcanzar. Pero no me
voy a quedar de brazos cruzados. Este
año voy a trabajar, y el año que viene veré si puedo volver a hacer la carrera,
o me anotaré en el profesorado de matemática de Las Termas”.
Opiniones
Luego de conocer la historia de
este joven, el profesor Fernando Palavecino, opinó: “Hay jóvenes de familias humildes que con esfuerzo y sacrificio pudieron seguir sus estudios, lo económico es un
obstáculo, pero no un límite. No es imposible estudiar para una persona que
tiene padres obreros, o de bajos recursos”.
Mientras que Nolasco González, maestro mayor de obras del barrio Monoblock, objetó: “No es que uno quiera ser pesimista, pero vamos a ser realistas, con la inflación que hay, con los aumentos de los precios, ¿cómo hace un trabajador de Las Termas para mandar a su hijo a estudiar a otra ciudad? Para mandarlo a estudiar tiene que darle más de $7000 por mes. Es un sueldo entero”.
Finalmente, la docente Paola Lazarte agregó: “Qué hace el Estado municipal o provincial para ayudar a las familias de Las Termas que mandan a sus hijos a estudiar a Santiago del Estero o Tucumán? ¿Hay un alojamiento para estudiantes, un transporte gratuito o más barato, becas?”.