Política
DDHH
El "Pozo de Vargas" contado en un documental
¿Cómo surgió la idea?
¿Qué les llamó la atención de esta temática?
La idea fue propuesta por la UNT. Fue la universidad la que
convocó a Guillermo del Pino para dirigir un documental sobre el Pozo de
Vargas, con el objetivo de que pudiera estrenarse el 24 de marzo de este año,
en conmemoración de los 40 años del último golpe militar, y como aporte de la
universidad a la difusión de uno de los ejes centrales en torno a esta
investigación: la necesidad de que los familiares de desaparecidos que aún no
aportaron su muestra de sangre para identificar a las personas encontradas en
el Pozo, lo hagan lo antes posible.
Guille se encargó de convocar al resto del equipo e inmediatamente comenzamos a trabajar. El documental en sí, fue realizado con bastante rapidez para el tiempo que normalmente este tipo de trabajos suele llevar: comenzamos el rodaje el 8 de febrero, y lo entregamos finalizado el 23 de marzo.
¿Cuál es tu lugar en
este trabajo?
Formalmente, el de asistente de producción y montajista. En
la práctica, trabajamos en equipo entre el director Guillermo del Pino, el
asistente de dirección Bernabé Gallac y el director de fotografía Duilio Gatti,
con quienes abordamos especialmente el montaje o edición de forma conjunta.
El resto del equipo se conformó por Agustina Heredia en
producción, Virginia Agüero en dirección y post producción de sonido, Alexis
Ponce en cámara y Sebastián Suárez en post producción de imagen.
Saliendo un poco de los aspectos técnicos y formales, todos
de alguna manera aportamos a la construcción del relato en la instancia del
rodaje, que es cuando se realizan las entrevistas y donde las preguntas brotan
de la sensibilidad de todos. Superada esa tapa y ya en la instancia de edición,
que es cuando se decide el contenido final del documental, hubo bastante
sintonía entre los cuatro, y un claro consenso acerca de donde pondríamos el
foco: los arqueólogos, peritos, que a su vez al hablar, le darían el lugar
protagónico que merecen en todo relato acerca de la memoria a los desaparecidos
y sus familiares.
¿Quiénes participaron
en el documental?
Como entrevistados, participaron los miembros del Colectivo
de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT). Que son los protagonistas,
a nuestro criterio (con nuestro me refiero al equipo realizador del documental)
de esta parte de la historia que buscamos cubrir y que tiene que ver
concretamente con la investigación científica sobre este centro de inhumación
clandestina utilizado por los militares durante la última dictadura militar.
También participó el representante del Equipo Argentino de Arqueología Forense
(EAAF) en Tucumán, una representante de la organización FADETUC (Familiares de
desaparecidos de Tucumán), y el Juez de la causa "Pozo de Vargas",
Fernando Poviña.
¿Cómo fue el proceso
de trabajo?
En diciembre de 2015 nos acercamos por primera vez, a
charlar con los arqueólogos del CAMIT, en primera instancia, y luego para
filmar el acto de señalización del Pozo como "Sitio de Memoria". La
UNT se encargó de gestionar las autorizaciones judiciales que necesitábamos no
sólo para entrevistar a los peritos en el laboratorio forense de campo, sino y
sobre todo, para filmar.
Luego retomamos el trabajo para dar comienzo al rodaje en
febrero de 2016. Entre diciembre y febrero, nos dedicamos a investigar todo lo
posible acerca del Pozo, y a definir cómo encararíamos cada entrevista.
El rodaje duró casi 10 días, una vez finalizado, nos
dedicamos a procesar el material, a estudiarlo y a editar. Finalmente llegamos
a la fecha que nos habían pedido.
¿Qué aporte crees que
hace este trabajo a la actualidad de los DDHH?
Creo que hay tres aportes básicos: la información acerca del
Pozo de Vargas, concretamente. Su historia, sus características, y el porqué de
sus particularidades como centro de inhumación clandestina. Todos datos que
fueron aportados por el CAMIT, ya que el colectivo no se limita a la excavación
e identificación de los restos, sino que realiza un trabajo de investigación
antropológica mucho más compleja, reconstruyendo historias en cada
identificación. El CAMIT lleva 15 años investigando el pozo, con 59
identificaciones hasta hoy, de un total previsto de 150 personas posiblemente
arrojadas ahí.
En segundo lugar, me parece un aporte importante poder
escuchar estos relatos de primera mano, es decir, contado por quienes conviven
diariamente con y en el Pozo en sus distintas facetas: en las excavaciones, en
el laboratorio y en su relación con los familiares.
Y por último, como material de difusión, tanto como
herramienta educativa y de debate, como para concientizar acerca de la
necesidad de aportar la muestra de sangre. De los relatos que conocemos de
familiares que pudieron recuperar los restos de su desaparecido, prácticamente
para todos, esa recuperación significó no sólo un alivio, sino otro paso hacia
la justicia total que se espera, y que no se limita sólo a la condena de los
responsables del genocidio (militares y civiles) sino a la recuperación de la
verdad. En ese sentido, el Pozo de Vargas es una de las tantas pruebas
irrefutables de esa verdad.
¿Tuvieron algunas
dificultades?
La verdad que la única dificultad, fue decidir qué dejar
afuera del material final. 26 minutos es muy poco para algo tan complejo, y tan
sentido. Tuvimos y tenemos muchísimo respeto no sólo por los familiares de los
detenidos desaparecidos de Tucumán, sino por las historias de esos
desaparecidos. Y en este tipo de abordajes, como pasa en el periodismo también,
es muy difícil seleccionar la información sin cometer reduccionismos. Pero eso
pasa siempre, y es un desafío en cualquier formato y ante cualquier historia.
Lo que pasaba con esta en particular, es que el plus era enorme: es la historia
de lo que aun hoy parece no cerrarse, de ese tema del que aun tanta gente se
atreve a dudar, y que no tiene que ver con el pasado exclusivamente. Los que
trabajamos en el documental no existíamos durante la dictadura, y sin embargo
estar en el Pozo nos movilizó y nos ayudó a pensar nuestra actualidad. Que nos
haya tocado hacerlo justo en este contexto de recrudecimiento de esa concepción
de la política que se niega a sí misma, fue una ironía importante, que nos
generó más de una charla y bastantes momentos de reflexión entre todos. Esa
creo que es una especie de victoria frente a quizás uno de los principales
objetivos del terrorismo de estado: el silencio.
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El Documental "Pozo de Vargas: el fondo de la
memoria" fue producido por la Universidad Nacional de Tucumán.
El trailer del documental está disponible en internet, y el documental completo fue estrenado el 24 de marzo por Canal 10. Pero aún se desconoce cuándo comenzará a circular libremente. La UNT tiene la intención de difundirlo por los canales de aire de todo el NOA.