01/11/2021

Sociales

Reflexión

Morir en soledad

Por: Eduardo Carrizo
En el Cementerio Municipal de Las Termas existe un espacio donde se encuentran los restos de personas que murieron solas o que no pudieron ser despedidos por sus seres queridos.
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Uno de los momentos más difíciles que atravesaron las familias durante la pandemia fue no poder acompañar o despedir a seres queridos que perdieron la vida por esta enfermedad

Este lunes y martes, por el Día de los Santos Difuntos, decenas de familias de Las Termas visitarán el Cementerio Municipal de las Termas. Durante estas jornadas, el predio se encuentra abierto en horario extendido de 6:00 a 24:00 y los vecinos asisten a recordar a sus familiares o seres queridos con flores, velas, amores, dolores, gratitudes.

El cementerio es una manzana que tiene diferentes sectores. En una zona se encuentran monumentos, en otra los nichos, los angelitos, y un lugar gratuito cedido a familias de bajos recursos. En este espacio también se encuentran los restos de las personas que murieron por Covid 19 y turistas que paseaban por la ciudad y que perdieron la vida durante su estadía en esta localidad. Como se encontraban solos, y no se pudo identificar o contactar a sus familiares, son espacios que nadie visita.

Un vecino que trabaja en un hotel recordó uno de estos casos: “una vez vino un grupo de Bahía Blanca. El hombre comía solo, y no quería que entraran mucho a su habitación ni para hacer la limpieza. El último día comienzan a subir al colectivo y se dan cuenta que faltaba uno. Lo buscan por todos lados y lo encuentran sin vida en la pileta. Como a Las Termas vienen muchos adultos mayores, una vez cada tanto pasan estos casos. Pero este me sorprendió porque nadie pudo identificar o contactar a sus familiares.”

“En esos casos, que son muy pocos, -aclaró Eliana Lazarte, encargada del Cementerio- la justicia nos ordena que le demos un espacio en la zona gratuita”.

“En ese lugar -siguió- también están los restos de personas que fallecieron con coronavirus. Por el protocolo sanitario de esta provincia sus restos quedan de forma permanente ahí a menos que sus familiares nos aseguren que los mueven para ser cremados”.

Uno de los momentos más difíciles que atravesaron las familias durante la pandemia fue no poder acompañar o despedir a seres queridos que perdieron la vida por esta enfermedad. En contraste, “en esta zona también hay personas de Las Termas que murieron solitos y que no se pudo contactar a sus familias” agregó Lazarte.

Aunque las circunstancias son distintas, llama la atención ese contraste: por un lado hay gente que quiso despedir a sus seres queridos y no pudo, y por otro hay gente que murió en la total soledad.

¿Cuál será la historia biológica, social, de cada uno de ellos? ¿Por qué terminaron en esa soledad o la eligieron? ¿Qué hacemos para vivir acompañados, para tener en nuestros últimos instantes de vida alguien que nos cuide y nos sostenga la mano y nos diga adiós, alguien que nos recuerde con una vela, con una flor cuando ya no estemos? ¿Importa?

Reflexionando sobre el turista del hotel, el vecino expresó: “Quizás se trató de una persona que no supo generar lazos familiares, sociales, para que ellos hicieran algo por él. Se fue de esta tierra sin dejar más rastros que el cuerpo que se va desintegrando”.

Cien años de soledad

En los otros sectores del cementerio también hay monumentos, bóvedas o nichos que tienen un aspecto solitario. Otros reciben visitas todos los domingos, y muchos tienen un mantenimiento estable. Por esta situación, Eliana recalca: “les pedimos que mantengan sus espacios, nosotros nos encargamos de limpiar los pasillos y el predio, pero cada familia tiene que hacerse cargo del lugar que alquila”.

Cabe recordar que los terrenos de esta institución son de dominio público y las familias tienen concesiones por determinados períodos de tiempo que, cumplido el plazo, deben renovar. Para tener un espacio se paga un canon de mantenimiento anual y permisos para hacer refacciones.

Cuando Gabriel García Márquez ganó el premio nobel por su libro “Cien años de soledad”, brindó un discurso en Estocolmo, Suecia, donde reveló que consideraba que los pueblos colonizados, despojados de sus dioses, sin casas, escuelas u hospitales, son pueblos “solos”.

Por esta razón creía que los latinoamericanos debíamos crear una “nueva y arrasadora utopía… donde de veras sean ciertos el amor y la felicidad…donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre, una segunda oportunidad sobre la tierra”.

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