13/09/2016

Sociales

Caso

Después de 21 años, un joven de Las Termas pudo recuperar su identidad

Por: Eduardo Carrizo
Su madre lo abandonó a los 6 meses. Hasta los 11 años, vivió en “Hogares de Niños”, donde sufrió maltratos, vio abusos, y sospecha que fue víctima del tráfico de órganos. Desde los 12, vive con su padre en el barrio Salitre. Después de luchar durante 5 años, finalmente le entregaron su documento, y siente que ahora si puede “hacer una vida normal”.
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Facundo Suárez Torres

En Córdoba, con confianza y picardía, sus compañeros de Rugby le decían “Natalia-Natalia”. Pero ¿cómo llegó este joven de Las Termas a Rio Cuarto? ¿Por qué sus compañeros de equipo le decían así?

La respuesta es una historia larga. Facundo Sebastián Suárez Torres habría nacido en 1995 en Las Termas. A los seis meses, su madre lo abandonó. Hasta los 2 años vivió con su viejo, pero a mediados de 1997 lo alojaron en el Hogar de Niños Eva Perón.

Vivió en este alojamiento 9 años. Allí dormía, desayunaba, almorzaba, cenaba, pero también recibía palizas. Su rutina transcurría del Hogar de Niños a la Escuela Fuerzas Armadas Nº 763. Algunas veces, con su hermano o con sus amigos, se escapaba pero después los encontraban y los regresaban.

A los 11, cuando comenzaron a remodelar el establecimiento local, lo trasladaron al Hogar de Niños de Santiago del Estero. Allí, según su denuncia, habría visto maltratos, abusos y sospecha que habría sido víctima del tráfico de órganos. “Una noche, el director me sacó y me llevó a un Hospital” relató. “Me dijeron que me iban a hacer unos estudios, unos chequeos. Internado, escuché que el director y el médico hablaban de una operación, le pregunté a una enfermera pero me dijo que era un control, que me quedara tranquilo. Me llevaban de una sala a otra y me dormí, cuando me desperté, me levanté dolorido y me dijeron que era por la anestesia. De ahí me quedó una cicatriz. Nunca le preguntaron o le avisaron a mi padre antes de internarme, y después lo hicieron firmar algo a él, que no sabe leer ni escribir, pero no le dieron la historia clínica. Desde ahí yo sospecho que fui víctima del tráfico de órganos, pero hasta el momento no me hice un chequeo”.

Después de ese incidente, Facundo volvió a vivir con su padre en el barrio Salitre. A los 16, comenzó a luchar para conseguir el documento que nunca tuvo. “Me pusieron trabas en el Juzgado, en el Registro Civil me tuvieron con vueltas, y en Derechos Humanos nunca me ayudaron. Igual seguí luchando, porque desde que nací que no tuve documento”. Durante ese tiempo, ayudaba a su padre que trabaja como vendedor ambulante, a su tío que trabajaba en la construcción, y en sus ratos libres jugaba al fútbol y al rugby.

En agosto del año 2015, periodistas cordobeses contaron la historia de un vagabundo al que apodaron el “hombre del árbol” porque no tenía casa, ni familia. Por las fotos, y haciendo contactos, se descubrió que esa persona era tío de Facundo y la noticia trascendió a nivel nacional. Con su padre y sus primos, Facundo viajó a la provincia cordobesa. En Rio Cuarto se quedó a vivir en la casa de una de las personas que los había ayudado a contactar a su tío.

Otra familia que descubrió su historia, le abrió las puertas de su hogar y se quedó a vivir en el lugar. Trabajaba en la construcción y jugaba al Rugby. Allí, en broma, sus compañeros le decían “Natalia-Natalia” porque era un “N-N” sin documento.

Los periodistas y los medios cordobeses contaron su historia, y el Director del Registro Civil de Río Cuarto se trasladó a Santiago del Estero. De esta manera movilizó a la Dirección del Registro Civil de la Provincia, y este mes le entregaron su D.N.I.

“Ahora siento que recuperé mi identidad. En julio volví: estoy con mi familia en el barrio Salitre, quiero terminar la primaria, la secundaria, estudiar, trabajar. Hacer una vida normal”. 

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